Muerde – Nuestra Crítica

“No me puedo ir, no puedo escapar”. Obra de teatro escrita y dirigida por Francisco Lumerman, con la actuación de Luciano Cáceres. Crítica de Candelaria Monzón.

Durante la pandemia en 2020, muchas piezas dramáticas se transmitieron por streaming, ya sea por zoom, por Teatrix o por diversas plataformas. Mientras se añoraban los teatros y su comunión entre espectadores y actores, el dramaturgo, director y actor Francisco Lumerman presentó un unipersonal al que le dio el nombre de Muerde. Lo había escrito varios años antes, pero encontró la oportunidad de realizarlo en pandemia en conjunto con el actor peruano Alfonso Dibos. Con los barbijos y la cuarentena ya en el pasado, Lumerman, exponente de nuestro teatro independiente, finalmente llevó su texto al escenario de su propio espacio el año pasado, con la nueva tarea de dirigir a Luciano Cáceres.

Muerde cuenta la historia de René, un joven abandonado por su madre, en primer lugar, y luego por su padre. Vive en un taller de carpintería donde se realizan ataúdes, un pequeño espacio cercano a la casa en la que habita su padre con su nueva mujer e hijo. El protagonista tiene las manos manchadas de sangre y, a través de su relato, se irán develando diferentes situaciones que vivió y que lo llevaron a aquella circunstancia. A partir del texto escrito y dirigido por Lumerman, los espectadores se sumergen en la mente y los pensamientos de René; una mente que pareciera haber quedado suspendida en su infancia dolorosa y con múltiples carencias. El texto está signado por crudezas y violencias que sufrió el personaje, que lo llevan a tener un cierto comportamiento de perro. Sin embargo, su mirada es amorosa y hasta inocente, por momentos. Está necesitado de amor y lo encuentra en Rosa como una vía de escape de su realidad.

Cáceres, en la piel de René, mantiene la atención y la tensión del público a lo largo de la pieza. Como si fuera el carpintero del taller de ataúdes, tiene una completa caja de herramientas que sabe utilizar para cada circunstancia: la fragilidad y la vulnerabilidad para algunos momentos, la fuerza y la potencia para otros. Impone su presencia en el escenario con una montaña rusa de emociones; demuestra su capacidad actoral para manejarse en los diferentes circuitos teatrales, sin importar si está en una comedia de la calle Corrientes o en un unipersonal del teatro independiente. Su popularidad le facilita la llegada de nuevos públicos a salas como Moscú (espacio de Lumerman) o Timbre 4.

En cuanto a la puesta en escena, los diferentes elementos están en pos del relato. La sensorialidad está construida desde la escenografía, compuesta por el taller de carpintería con sus herramientas y el aserrín que lo inunda, hasta la iluminación, con juegos de luz y oscuridad, oscuridad con la que el personaje se siente cómodo.

“No me puedo ir, no puedo escapar. Se me ven por los ojos las ganas de salir. No me puedo ir, ya no salgo más. Encierro un perro que suelto para vivir”, podría cantar René, un ser marginado y encerrado por los que lo rodean, por la sociedad y por sus propios pensamientos.

Candelaria Monzón

(en Instagram: cande_monzon)

20.abril.2024

La obra se presenta los domingos de mayo a las 18 hs en el Teatro Timbre 4 (México 3554/ Boedo 640). Las entradas están a la venta por Alternativa Teatral: https://www.alternativateatral.com.ar/obra72170-muerde

Intérprete: Luciano Cáceres

Dramaturgia: Francisco Lumerman
Escenografía: Agustín Garbelloto
Diseño de luces: Ricardo Sica
Diseño De Sonido: Agustín Lumerman
Filmación: Iván Amato
Fotografía: Eduardo Pinto
Comunicación Digital: Isidoro Sorkin
Diseño gráfico: Choice Noise
Asistencia de dirección: Emiliano Lamoglie
Prensa: Carolina Alfonso
Dirección: Francisco Lumerman

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